El mapa de Antártida rodeada por el Norte que compartí ayer me hizo pensar en el hipotético caso de que la Antártida estuviera divididad por estados del Norte y estados del Sur.

Esa idea, a su vez, me hizo pensar inmediatamente en una posible guerra civil en la Antártida, en una sociedad dominada por pingüinos que incorporaron como parte de su modo de producción el trabajo esclavo de osos polares.

Todo mundo sabe que no hay osos polares en la Antártida. Por eso mismo funcionan como paralelismo. Los osos polares, privados de su libertad, llegan a un nuevo continente ocupando el estrato más bajo de una sociedad esclavista.

En otros tiempos hubiera escrito toda la historia yo mismo, como lo hice con la historia sobre la verdadera identidad y ubicación de Santa Clos, pero tengo una vida que atender, con cuentas que pagar. Así que mientras hago las tareas aburridas de mi vida, le he pedido a un superprocesador de matrices que escriba la historia que yo hubiera creado de no ser un peón del capitalismo tecno-feudal.

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La Guerra Civil Antártica

En las frías tierras de Antártida vivían dos grandes regiones: el Norte, gobernado por pingüinos progresistas, y el Sur, donde los pingüinos tradicionales mantenían su poder. Durante siglos, ambas regiones convivían en paz, pero todo cambió cuando los estados sureños comenzaron a importar osos polares del Ártico para trabajar en las minas de hielo y las fábricas de pesca. Los osos polares trabajaban sin descanso, esclavizados por ambición de los pingüinos del Sur.

El conflicto estalló cuando los estados del Norte declararon que los osos polares eran seres vivos con derechos, dignidad y libertad. Exigieron la liberación inmediata de todos los esclavos y amenazaron con intervenir militarmente si el Sur no obedecía. Los estados sureños, furiosos por perder su mano de obra gratuita, rechazaron estas exigencias. Para ellos, los osos polares eran simples herramientas, no ciudadanos.

En 1861, el Sur se separó y formó la Confederación Antártica del Sur. El Norte respondió enviando sus tropas. Las batallas fueron terribles: soldados pingüino marchaban por las nevadas montañas, disparaban cañones sobre fortalezas de hielo, y los osos polares, divididos entre ambos bandos, luchaban por causas que no eran suyas. Las banderas ondulaban sobre campos congelados mientras la sangre teñía la nieve blanca.

Estados del Norte	Confederación

Durante cuatro años, la guerra devastó Antártida. El Norte, aunque más débil en número, tenía la determinación de acabar con la esclavitud. El Sur peleaba por mantener su forma de vida, pero sus recursos se agotaban. Las ciudades fueron destruidas, las colonias de pingüinos sufrieron hambre, y miles de soldados cayeron en el hielo eterno.

Finalmente, en 1865, el Norte venció. Los osos polares fueron liberados y se les concedieron derechos como ciudadanos. Aunque la guerra terminó, Antártida quedó dividida y resentida. El Sur nunca perdonó su derrota, y durante décadas, la cicatriz de la Guerra Civil Antártica recordó a todos que incluso en el lugar más remoto del mundo, la libertad debe conquistarse con sangre y sacrificio.

Aquí regresa el humano

No sé cómo sentirme por no ser yo quien escriba el relato. ¿Lo pude hacer mejor? No sé. Estoy seguro que mi yo de hace 20 años sí lo hubiera hecho mejor, o al menos mucho más divertido.

Aún cuando no sea un relato para publicar ni muy original, ¿pierdo algo por no escribirlo? ¿Quizá la práctica que pude haber ganado?

¿Qué piensas?