personal, amigos
Amigos imaginarios
En cuarto grado me cambiaron de primaria porque la maestra de mi nuevo salón le dijo a mi madre que no estaba dispuesta a lidiar conmigo. Para ser sinceros, yo no empecé con las mejores referencias con la maestra. El año escolar anterior me agarré a golpes con uno de sus alumnos. Lo azoté contra el suelo durante el recreo hasta que nos separaron. Supongo que la maestra Catalina también le contó de cómo aventé una banca contra el escritorio, dejándole un hoyo enorme, o cuando me trepé sobre un librero porque, según yo, iba a aventarme para matarme. Para cuarto de primaria, seguro que ya tenía la fama de ser una fichita en la escuela.
Después de la primera semana de clases, mi nueva escuela era una escuela particular que le recomendaron a mi madre por tratar a niños como yo, o sea, problemáticos. El nuevo grupo era solo de siete niños y todos habían estado en otra escuela donde no les había ido tan bien.
Ahí conocí a Pedro. En ese entonces, el mejor amigo de Pedro era Spike, un brontosaurio bebé. (Nota al margen: descubro que el género Brontosaurus ha sido otra vez aceptado, aunque aún hay quienes no están completamente de acuerdo de considerarlo un género distinto al de Apatosaurus). Las primeras veces que me acercaba a Pedro, me indicaba dónde sentarme porque «ahí está Spike».
Paso poco tiempo para que Pedro se volviera mi mejor amigo. A él le gustaba ver documentales de animales como a mí, así que nos pasábamos hablando de eso. Sobre todos los animales, el animal favorito de Pedro era el murciélago, y esto no ha cambiado con los años. En la actualidad, Pedro se dedica a estudiar las interacciones entre los murciélagos y las plantas, como pueden revisar en su perfil de Academia.edu.
Después de un tiempo de conocer a Pedro, él me dijo que Spike se había ido con su mamá a Cancún y ya no me volvió a hablar de él.
Yo nunca he tenido amigos imaginarios, si no contamos a Dios. Pero en muchas ocasiones he sentido que mis amigos lo son. A veces me detengo a pensar de qué pruebas tengo de que tal persona sea real. Siempre me intriga encontrar gente que busca mi compañía y hasta la encuentra agradable.
En algún otro momento, cambié de perspectiva. ¿Qué tal si el amigo imaginario soy yo? Esto lo pensé al darme cuenta que muchos de mis amigos comenzaban a acercarse a mí cuando se sentían solos e incomprendidos, y al sentirse después mejor, ya no me buscaban. Como Spike, yo solo dejaba de aparecer en sus vidas.
Durante un tiempo eso me puso triste, pero después pensé que, al final, en la amistad siempre hay algo de circunstancial. Nos acompañamos un rato cuando el tiempo y el espacio nos lo permiten. Después, cada quien sigue su camino.